Siempre he pensado que el peor enemigo del reciclaje es la pereza. En realidad, separar y reciclar la basura no es un tema demasiado complicado, pero definitivamente requiere de esfuerzo. El problema es que no es sólo separar la basura, es qué hago con ella.
Ya sabemos que el 22% de los ticos acostumbra darle un tratamiento especial a residuos contaminantes como baterías de celulares, llantas y basura electrónica. Sin embargo, ¿qué hay que hacer para que este porcentaje crezca aún más? Fácil de adivinar, pero aparentemente difícil de concretar: instalar centros de acopio dentro de las comunidades que estén al alcance de los consumidores, para que ya no hayan excusas.
Lo primordial sería que las municipalidades ofrecieran programas activos de reciclaje que además promuevan la movilidad social y la organización comunal, pero lamentablemente estamos un poco mal en eso. No pierda la esperanza, averigüe en su municipalidad, tal vez sea uno de los pocos cantones suertudos que cuente con esta clase de programas.
Si no ha tenido suerte no se desespere, su amiga Internet viene en su rescate. En la web hay muchas organizaciones e iniciativas que promueven las prácticas amigables con el ambiente y le facilitan la vida.
Redcicla.org es una de ellas, aquí encontrará una base de datos actualizada sobre centros comunitarios, empresas privadas e industrias recuperadoras de materiales reciclables. Costaricareciclaje.com también le ofrece una lista de diferentes centros de acopio en cada provincia con dirección y número de contacto.
Otra opción, la cual considero un éxito, es una base de datos virtual que recientemente lanzó el semanario El Financiero que le permite encontrar empresas que reciben o dan tratamiento a diferentes residuos, según la provincia en la que viva. ¡Más fácil imposible!
Recuerde, antes de ponerse a reciclar, trate de reducir toda la basura que se produce en su casa y reutilice los materiales lo más que pueda, alargando su vida útil. Una vez que logre manejar esto aventúrese en el reciclaje, de esta forma logrará reducir más el impacto sobre el ambiente y realizará una práctica mucho más eficiente.
Al final, ese esfuerzo mínimo que usted haga le puede dar un gran respiro a este planeta que tanto amamos.
Por: Marcela Jiménez C.
Por: Marcela Jiménez C.
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