domingo, 17 de julio de 2011

La obligación de ser un ejemplo

Hace poco más de un mes se me informó de una actividad de reforestación que organiza el Servicio Nacional de Aguas Subterráneas, Riego y Avenamiento junto con la Municipalidad de Barva y Florida Bebidas, en donde se sembrarían mas de mil árboles durante dos días, uno fue el pasado 22 de junio y el próximo será el 20 de julio ambas en una finca ubicada en San José de la Montaña.

Esta actividad según participantes, resalta no solo un trabajo comunal sino un nuevo compromiso con el ambiente, buscando la manera de conservar y manejar adecuadamente los recursos naturales como el agua y específicamente la flora de nuestro país.

Sea cual sea el propósito de la actividad, es una que vale la pena tomar en cuenta por parte de otros entes para que se comprometan a realizar actividades de este tipo, en las que se interesan por una Costa Rica verde y menos contaminada. Pero aún cuando empresas e instituciones gubernamentales dan sus aportes en el tema ambiental, el más importante, el pueblo, muchas veces no logra comprometerse con la causa.

Parece inaudito como muchas personas no perciben el impacto ambiental que ocasiona lanzar una basura a la calle, no ahorrar en cuanto al consumo de agua o energía o no preocuparse por la contaminación del aire y de los ríos.

En muchas ocasiones, los costarricenses nos hemos preocupado por mantener el aseo en nuestro hogar, en nuestras habitaciones y en nuestros pasillos, y por alguna extraña razón nos hemos olvidado de mantenerlo en nuestras calles, nuestros parques y nuestros ríos.

Es muy sencillo exigir nuestros derechos como ciudadanos, pero a mi parecer es también una violación a los derechos de los demás contaminar el país donde todos vivimos. A nadie le gusta ver basura en su casa o frente de ella, pero muchas veces no importa lanzarla por la ventana del bus para que otros se encarguen de ella.

Las instituciones pueden ayudar a  la conservación del medio ambiente, pero al final la preservación del mismo está en manos del pueblo, en las decisiones que tomamos, en la manera en que vivimos día a día, en como educamos a nuestros hijos y en el ejemplo que le damos a nuestros vecinos.

Una pequeña basura puede no significar mucho, pero una cada día por cada persona que lo haga significa un enorme impacto ambiental, esa es la mentalidad que muchas veces nos falta, pensar en los días que vendrán más allá de mañana y pensar en las generaciones más allá de nuestros hijos.

Tomemos como ejemplo actividades en pro del ambiente, pero también sirvamos como tal a aquellas personas que no temen de lo que pueda pasar con su "patio" en un futuro muy cercano. El presente nos está cobrando factura, no son de asustarse los fenómenos ambientales que ocurren cada año, son solo las consecuencias de no querer actuar.

No veamos el cuido de nuestro medio ambiente como una tarea, sino como una obligación y un estilo de vida.

Por: Roy Bonilla

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